Semana 11 - Dialogo interior

Han pasado 2 semanas desde la ultima vez que escribi.

La verdad es que han sido dos semanas complicadas, mi pequeña se ha puesto mala, y entre eso y una época dura de mucho trabajo, hemos vuelto unos días a la casa de los abuelos, y parece como si un huracán hubiese pasado por encima de nuestras vidas y puesto todo patas arriba….

Es complicado volver, una vez que me he acostumbrado a mi forma de hacer las cosas, a mi ritmo de vida. Y mas aun, es complicado la forma en que cada uno actua en relación a la pequeña, las decisiones que cada uno toma como responsable en su dia a dia… Decisiones desde las mas pequeñas a las mas grandes…  Siento como si me hubiese encontrado con un muro en ese sentido.

Todo eso me ha sacado de mi centro, y al estar ahí, la respuesta de ella ha sido un espejo de como me sentía, de como me siento, asi que me encontré enfrentándome a las temidas “rabietas”, unas rabietas de cine, de tirarse en el suelo en mitad de un paso de peatones gritando… y me encuentro que no se reaccionar ante ello, intento seguir todos los consejos que me encontrado en los grupos de Crianza con apego, y aun asi ha habido momentos que no ha funcionado, y termine gritándole, mas de una vez…

Todo eso me hace sentir culpable, y preguntándome si estoy haciéndolo bien con mi hija. Que aunque siga mi corazón y decida desde ahí, cuando cualquier persona pone en duda como lo hago con ella, mi seguridad se va al suelo…

Me he dado cuenta de que pierdo mi equilibrio cuando no estoy en mi casa, que volver a la casa de mis padres saca a la luz a esa niña herida que esta en mi, a esa niña que no se siente buena lo suficiente, a esa niña que siente que hace todo mal, porque asi le están diciendo…

Ha sido muy difícil y solo ahora puedo verlo un poco desde el otro lado, y estar mas en mi centro. Ahora que vuelvo otra vez a mi vida. A nuestra vida…

El mandala de hoy habla sobre todo eso. El dialogo interior. Las palabras que le acompañan son las siguientes:

“¿En que consiste el discurso que mantengo en mi interior? ¿Acaso tengo compasión, benevolencia o bien me critico y me insulto? Procuro desprogramar los mensajes despreciativos que recibi en la infancia, acallo los automatismos que me recuerdan que no valgo mas que para …, que soy incapaz de…

Me hablo con gentileza  y afirmo que soy capaz, inteligente, con talento. Me acojo con bondad incluso cuando cometo un error, una pifia. Me reconforto, me felicito a mi mismo.

Soy benevolente conmigo mismo en mis palabras y en mis gestos.”